Dada la situación actual del país, las iglesias tienen un importante papel que desempeñar en las preocupaciones ecológicas de la región. Como líderes espirituales, las iglesias tienen una posición única para influir en las personas y las comunidades y animarlas a responsabilizarse del cuidado del medio ambiente. Además, las iglesias también pueden desempeñar un papel en la concienciación sobre los problemas ecológicos y en la defensa de políticas que promuevan la sostenibilidad medioambiental. Es en este sentido que reconocemos como institución esta responsabilidad y hemos desarrollado programas que promueven el cuidado de la creación. En este sentido, contamos con el valioso apoyo de Jil Assad, enviado de DM, quien ha trabajado de manera incansable para desarrollar huertos orgánicos en comunidades marginadas en la periferia de la ciudad y en comunidades indígenas, compartiendo sus saberes para que las personas puedan reproducir su propio huerto. Estos huertos, tanto familiares como comunitarios, no solo promueven la producción de alimentos saludables y de alta calidad, sino que también son un medio para fomentar el cuidado de la tierra.
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